5 de agosto de 2016, 2 pm.
Coco Café, Palermo

Amanecí entre rayos de luz y el deslumbramiento del vuelo de los pájaros. Mis sentidos se afinan como un instrumento de cuerdas.
“El amor, que se estaba aproximando, había exacerbado su sentido de la belleza”, escribe Kundera. Los libros tienen una enigmática y mágica manera de encontrarme. De haber leído antes “La insoportable levedad del ser”, no habría entendido sus mensajes.
La voz subterránea dice: El alma de los libros; el mensaje secreto, la incógnita. 
Y mientras lo escribo, el aroma a café viene a buscarme.
Escribo la levedad del pensamiento, la inspiración; el momento de extrema lucidez; el puente. Escribo la música de décadas pasadas y la voz de Nina Simone. Escribo las palabras que resuenan desde la servilleta de papel: Café – Placeres.
Escribir es una forma de teletransportación: transcribir palabras; esta comunicación silenciosa que me vincula a los lazos del mundo.
“El sueño no es solo un mensaje (eventualmente un mensaje cifrado), sino también una actividad estética, un juego de la imaginación”, sigue escribiendo Kundera.
Dice la voz: Los libros son el lenguaje escondido en las entrañas del sí-mismo que describe Jung. Quizás los libros revelen el coraje en gestación, los gorriones que se alojan entre la tráquea y los labios.
Decir Amor es nombrar lo desconocido; el hombre sin rostro, la mano que traza el azul desde el cuello hasta el confín de la cintura. Decir Amor es nombrar el deseo.
Escribo el deseo y “A mi manera” comienza a asomarse por el Oriente de mi cuerpo: música de las esferas en este 5 de agosto de muerte y renacimiento.
Dicen que el lado derecho simboliza a la madre y la intuición. La desaparición física de mi madre, un 5 de agosto de 2013, me ha despertado de un largo sueño ancestral, en el que el mensaje cifrado alterna oniria y realidad como se barajan los naipes.
Extraña forma de vivir: El desdoblamiento del ser.
Escribo las señales y el idioma encriptado; el tiempo blanco; “las instrucciones de la casualidad” que define Kundera.
Me entrego como quien se lanza de espaldas a una piscina de misterios. Y con esto, hago de la posibilidad del Amor mi color verdadero.

S.

 
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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