Día 24.
Hay un reconocimiento de lo propio. Acaricio la multiplicidad de las voces, la búsqueda, la mirada, las paredes de La Casa. Terso y suave es este comienzo. Blanco que arrasa. La transformación del pensamiento a la escritura es hacerlo cuerpo de alguna manera.
Hoy llegarán las gurisas y volveremos a ser esa familia que fuimos a finales de marzo. La Desconocida que Soy abrirá sus páginas para sortear la distancia y hacer el azul. Seremos puente de nuevo.
*
La felicidad lleva el matiz del rostro de ellas. Las contemplo, las veo sonreír, llenamos de emoción la noche de Buenos Aires.
*
Abro el diario y leo para todos lo que te escribí. No estás pero te quedas, y con el verbo vuelvo a profanar una forma de escribir ajena a mi tierra y parecida a lo que fue:
“por ejemplo, decir: en dónde fuimos
por ejemplo: esconder la herida
por ejemplo: un lugar al que llamar hogar.”
Se cierra la noche. Regreso a La Casa. Cuerpo cansado, corazón salvaje. Siempre con un rastro de poesía entre los dedos.
Esta entrada del diario pertenece al desafío “30 días de escritura” de Maitena Caimán.
Imagen: Natalia Drepina