27 de octubre de 2016.
El alma secreta de las cosas.
Días de luz y de sombra, de desgajar los pensamientos, de la transformación del amor. 
Purificación intensa, oceánica y sagrada.
He consultado el oráculo. La respuesta ha sido: La diosa que danza con las flores.
¿Qué está del otro lado del miedo? Yo misma, mi verdadera voz, la voz del alma que viene a señalarme el camino:
«El miedo no se salta, se atraviesa».
Este «no saber» respecto a los próximos meses genera adrenalina y pasión. Lo siento en la lengua y la electricidad de mis dedos. 
Las palabras de distinta procedencia comienzan a fundirse en el poema. Me hago una con la música del tiempo y los vientos de cambio. Me dejo conmover.
Algo del idioma ajeno me trae dulzura. «Be gentle with yourself», dice la voz, y mi lengua se mueve al compás de los mares. Ser gentil conmigo (misma) no ha sido fácil, pero siempre vale el intento.
¿Qué está del otro lado del miedo? Yo misma, mi verdadero canto.
Afrodita y Venus me hablan de la divinidad y el amor, de la vasija, del cuerpo. Fue necesario vaciarme para poder atravesar el desafío, para decir-me que sí, para creer-me posible.
Miro mi sombra cautiva a los ojos. El calendario señala que el año termina en diciembre. El Sol en mi carta me indica que apenas está comenzando. 
¿Escribiré la lluvia, el café y la sucesión de escalinatas? No lo sé, como tampoco sé de la nieve, el Río Hudson o la geometría del puente. Pero compraré cuadernos y llevaré los labios rojos y el cabello suelto. Derramaré lágrimas recordando a la adolescente que soñaba con el norte y escuchaba Train, Death Cab for Cutie y Matchbox 20; le diré: lo logramos, hermosa… Después de toda esta inesperada, sorprendente y caótica tormenta… Después de la pérdida, el viaje a la raíz y este «aprender a querernos», lo hemos logrado, bonita… finalmente estamos aquí.
¿Qué está del otro lado del miedo? Mi verdadero yo, la voz del alma; la belleza de un día de lluvia en Nueva York…
El alma de la foto
El alma del poema
El amor que siempre encuentra
La forma de llegar
El alma secreta de las cosas.
Imagen: Zahava-Z
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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