Lisandro me habla del anfibio que emana del azul, como tantas otras veces, pero esta vez lo escucho diferente. Es que ha pasado el mar, me ha (tras)pasado un mar entero.
Mientras Lisandro y el Anfibio y el mar, María escribe: “Be free“, que en español significa “Sé libre“. La libertad es como el mar: ES. Pensar en el Anfibio, en el azul, en el mar y en la libertad me da serenidad y esperanza, como cuando el mar se queda quieto y por un momento le cede protagonismo al horizonte —al igual que una foto de ayer por la noche, Flor y la reconciliación que le trae paz a su nueva versión de la mujer—.
Esto es una forma de amor“, y al pensarlo me nacen escamas. Digo: “Amor, amor, amor“; y lo repito porque se siente bien de la boca para adentro. Este pequeño momento se parece bastante a la felicidad, pero no podría asegurártelo porque todavía estoy aprendiendo; estoy aprendiendo mis propias definiciones de los placeres del mundo.
Cierro los ojos y mientras empieza a sonar Igual que ayer, me siento plena porque hoy puedo decir que me llenaron el corazón de palabras. Me estoy llenando de música. ¿Me crees? Dame tu mano. Me lleno de música y me convierto en canción en este mismo instante, ahora, con tu mano empezando a sentir cómo galopa el corazón salvaje. El corazón salvaje conoce el idioma del fuego que ha empezado a brotar hace unos meses atrás. El fuego me ha ayudado a sanar y a re-escribir los sueños y el vuelo de afuera hacia adentro, como un poema del plexo solar.
Le pregunto a papá que es una sístole“, anotaba hace unos días atrás; esto fue antes de vaciarme pero después del día que nos quedamos a oscuras. Mi padre no contesta con la voz, contesta con un secreto hecho silencio: “Tu mamá no sabe cuánto la amo“.
Esto, de alguna manera, se ha convertido en la llama de mi voluntad de querer quererme, del cambio, del Amor como un eco: Amor, amor, amor. En el Amor encuentro la oportunidad de transformarme en el mar como el anfibio y el azul, quiero decir, encuentro la posibilidad de SER.
Alguna vez Julio escribió: “Pero el amor, esa palabra“, y hoy le respondo a él, a mi madre y a mi padre; a los tres les digo, casi como un mantra: 
M A R 
M A R
A M A R

*
“Si me pierdo a mí misma,
lo pierdo todo.”
Imagen vía Brigette Bloom
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

No Comments Yet

Leave a Reply

Your email address will not be published.