La semana ha sido mía.
Domingo.
El viento dulce entre los labios.
Caminar para comprar café debajo de la lluvia.
Escríbelo todo, Sol.
¿Una epifanía,
Lunes.
Pulpa de tomate, pasta y vino tinto.
Café con leche y el calor de las tostadas.
La canción de la gotera de mi patio.
El perfume a suavizante sobre el acolchado.
He empapado mi sweater y mis medias;
no me importa.
Ha sido un día “a mano”.
Es decir,
lo he labrado a conciencia.
Handmadetodo lo que nace de las manos es inequívoco 
– le escribía a Juan en el libro hace dos meses atrás -.
Siento el regreso a la forma natural.
Martes.
He desordenado el calendario.
You’ll know when you know” dice su padre;
y también el mío.
releo lo que escribo y carece de sentido,
menos las ciudades.
Ellas siempre sabrán donde encontrarme.
Escríbelo todo, Sol.
Re-escribe el calendario.”
Un espasmo a mitad de madrugada;
una voz y una frase que me devuelve a la vida:
Drop the glass.
Deja que las fichas encuentren su lugar.
Deja(te) caer.
Esta semana sólo ha durado tres días.
Imagen vía h-akanai.tumblr.com
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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