La primera oración de este poema será un espasmo:
he sido mi propia bully durante mucho tiempo.
He convertido la jaula en planisferio,
el planisferio en un poema de 129 páginas,
129 páginas en una verdad al oído del invierno:
estoy vacía – estoy desnuda – estoy quemada.
Y sin embargo, aún me cuesta admitir necesidades:
necesitad del sexo como entrega;
necesitad de una mano estival entre las piernas;
necesitad de continuar rompiendo barreras
que sólo yo me he impuesto.
Hoy he escrito la palabra ‘beso’, ‘isla’ y ‘verte’
en un mismo texto, y lo he donado al azar
para que pase lo que tenga que pasar.
Hace casi un año atrás escribí un
‘te quiero porque sí’ y ‘sentirme más liviana’
y volví a ser niña por un rato:
una confesión de mejillas rosadas en el medio del otoño.
Y sin embargo, aún me cuesta admitir necesidades:
Necesidad de amar a más de un hombre al mismo tiempo.
Necesidad del contacto furtivo en medio del caos de la ciudad.
Necesidad de decir lo que me pasa
como una forma de volver a respirar:
the fire – the flood – the earthquake.
He sido mi propia bully durante mucho tiempo.
(Espasmo).
Es hora de cortar el cordón umbilical
que me atañe a la mirada universal:
mine – yours – ours.
La última oración de este poema será un orgasmo:
prometo serme fiel, amarme y respetarme todos los días de mi vida.
(Sí, acepto.)

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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