Seguía lloviendo. Y seguía; y más que llover, diluviaba. Ayer fue jueves. El cielo estaba gris-algodón-desmaquillante, yo también; llovía por dentro, diluviaba.
Ayer fue jueves, un día en el mundo. Y por cuestiones de autocrítica creo que me toca admitir que formo parte del colapso de esta cuerda. Que así como el amor, la tensión se hace de a dos. Que nos tensamos las distancias idiomáticas (compartimos un espacio, pero venimos de distintas latitudes conceptuales). Nos tensamos hasta hacernos nota ajena, o mar de tinta en hoja en blanco, o verso amorfo que devora los intentos de poesía.
Te suelto, y busco que vibres tranquilo a tu propio compás. Te suelto y te dejo vibrar sinmigo. Te suelto y dejo tu aguijón agitarse en otra cama, porque mi piel quizá demasiado sensible, demasiado permeable, demasiado intensiva. Y en esto sí que desconozco los grises, en esto soy blancos o negros, energía innegable de química voraz que sabe abdicar a la nada.
Ahora me suelto y me dejo vibrar. Y ya paró de llover, diluviar. [Evaporación]. Entonces aire, me vuelvo aire; propongo ser el aire que complete los pulmones de otras sábanas; apuesto a ser acordes ascendentes en las líneas de otro bajo. Doy la baja en un proyecto de tensión en figuritas repetidas. [Notas de paso]. Te elijo en otras distancias; las distancias de las risas y peleas juveniles; las miradas sin contratos de fulgor. Es mejor para los dos.
Y todo esto en una noche. En una noche abrí los ojos y enfrenté la realidad desde mi lado de mujer. Vos con vos, yo conmigo para evitar toxicidad. Yo conmigo, y las luces de avenidas 10 pm. Yo conmigo y la música buscando remendarme las heridas; la música emparchando cicatrices con palabras mega band-aid. Creo que ya no la cuidador(a); veo el buen momento: abrir la puerta y dejar entrar la luz… Creo que es la hora de dejarme cuidar…
… mientras suena esta canción: