Decidir que el nuevo post va a comenzar: “Esos ojos van a ser mi perdición” (sin cuestiones intermedias del azar), es la forma más directa de apuntarte al corazón [pensamiento-sensación nro. 1].
Fue una semana de teorías y leyendas:
Quizá debería hablar de las tanzas que nos atan por debajo de la piel en tracción a contramano; y tus ojos.
Quizá debería hablar de los hilos rojos de leyendas japonesas con encuentros intensivos; y tus ojos. 
Quizá debería hablar de “hubo signos, señales” en los mantos de poesía; y tus ojos.
Quizá debería hablar de las notas azules y su acción melancolía, rebotando para siempre en mis paredes interiores; y tus ojos.
Son las 2 am y no para de llover. Es el último sábado de mayo, y el último sábado de mayo de 2014, único en su especie [pensamiento-sensación nro. 2].
Pero prefiero…
Quedarme con la foto de portada, aunque ya la utilicé.
Quedarme con las ganas de pronósticos certeros, aunque no tenga refugio.
Quedarme con canciones repetidas de tres veces en el día, aunque suene pegajoso.
Quedarme con las letras que se arrastran en formato de piedad, convidándonos palabras que hoy no habitan en la boca.
Quedarme con el frío de un invierno casi helado palpitando tus pisadas fulgurosas.
Quedarme con impactos suspendidos en partículas de aire con un filo tramontina.
Quedarme con miradas sostenidas que componen melodías en silencio (y por cierto, melodías en concierto).
… Y las gotas se deslizan en corriente canaleta, y el aroma del café va en crucero por el living con las claras intenciones de meterse(me) en la cama [pensamiento-sensación nro. 3].
Me quedo con vos, aunque no tenga razones, aunque muera con los miedos, aunque abunden los amagues.
Me quedo con vos, porque no entiendo que pasa, porque escapa a mi control, porque no puedo medirle ni siquiera los kilómetros.
Me quedo con vos derrumbando los esquemas de mi lógica de virgo, y desquiciando el paradigma de mis noches acomodo.
“Me quedo con vos” otra forma, aún más directa, de apuntarte al corazón. [pensamiento-sensación de mil veces infinito].
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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