Necesito el folk de las mañanas semi otoño
para aislar mi miedo al frío;
el dulzor de voz ajena
derritiendo los glaciares de tu infierno.
Necesito la sonrisa de niño que ya no tendré
por animarme a activarme las renuncias
… la mirada acontecida
de los mil atardeceres de rencores del pasado.
Necesito tus acordes,
porque me es tan necesario
aprender la partitura de ojos tristes
que revela tu niñez a la intemperie.
Necesito curarte – y esto es algo repetido que ya casi es repertorio –
Necesito boca a boca y mano a mano,
envueltos en bolsitas de granada
para armarme los desarmes.
Necesito besos destructores
y caricias detractoras de mis polos sensación.
… veranos aire libre destapándonos los pies,
enredados en el vuelco de las sábanas.
Necesito acción etílica en las venas,
alejando los pudores que no llevan hasta vos
… nuevas adicciones:
tus pinceles de falange entre mis piernas,
o la búsqueda de amor en callejones.
Necesito tu atracción en pastizales,
el campo de fragancia amaderada
que se pierde en el camino cada vez que te alejás
… tus praderas de pestañas masculinas
contemplándome las curvas.
Necesito retornar a mis raíces risas cómplices,
bajo cuerdas de algún banjo juvenil.
Necesito carreteras vena aorta
desandándome con ganas.
Necesito contemplarnos en los besos que no fueron.
Necesito los amagues.
Te necesito – y esto es algo sin sentido que no tiene explicación –