Hoy les escribe mi alter ego. La chica que no sabe de estructuras. La desquiciada, la infinita; la sonrisa ambulante, cuerpo de imán, imán de locura. 
Hoy los invito al desacato expresivo, al sentimiento. Hoy apelo en el juzgado de razones, quiero revancha. Plasmo sobre el estrado melodías sanguíneas, nacidas en escena de película, cinéfilas, como yo.
Hoy la chica jazz, pop, vals, jive; hoy la chica que aprendió coreografías de hip-hop y ahora baila salsa.
Hoy les escribe la chica 26 que se animó a bailar sobre un escenario de Hungría; la chica de la ópera de Viena; la chica sin correas, desatada, pasional, corporrágica.
Hoy la bailarina; y en realidad no hay alter egos, porque la bailarina siempre.

Poemas en la cama – 24 de mayo, 11 am
Bailar
Bailar
Seguir bailando.
Bailar dejando estelas de sonrisas en el suelo.
Bailar buscando formas de secarme las heridas.

Bailar.
Bailar.
Seguir bailando.
Bailarme la promesa de olvidarme de mi misma.
Bailarme la cintura, corazón y cerebelo.
Bailarme los miedos, las dudas, las ganas.

Bailar.
Bailar.

Seguir bailando.
Bailar para buscarme.
Bailar para encontrarme.
Bailar y disolverme en este cuerpo de mundo,
invisible, despojada, libre…
para volverme parte de él.

Bailar.
Bailar.
Y seguir bailando…
Como siempre.

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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