“Amo la feminidad sin estridencias, con un estilo elegante que se fija en los detalles importantes.”
 Carolina Herrera

* Nota para Revista Sophia Online

¡Llegó el otoño en todo su esplendor! Y para el segundo post pensé en ir directo a una de las piezas claves de nuestro armario de baja temperatura: las botas.
Luego de haber sobrevivido crudos inviernos, colchones de hojas doradas, y hasta brisas primaverales, las botas consiguieron acomodarse en el podio de los básicos de armario. Fue así como, justo cuando pensábamos que ya no podían reinventarse, los diseñadores decidieron darles un giro inesperado: revelar pequeñas fracciones de piel.
La versatilidad de estos nuevos diseños hace que podamos extender su uso a la primavera-verano, convirtiéndolas en una opción todo terreno, sobre todo si las eligen en color negro, eternamente combinable por excelencia.
De acuerdo a las tendencias internacionales, podemos ver cuatro claves a la hora de calzar estos nuevos modelos:
1. Si tu debilidad es el denim, podés llevarlas con las botamangas arremangadas, logrando un look casual urbano. Para las más curvilíneas, que generalmente evitan los cortes achupinados, los pantalones rectos con un leve ruedo expuesto son igual de efectivos.

2. Si tenés preferencia por las faldas o shorts, entonces los sweaters y los buzos livianos serán tus mejores aliados. También podés sumar medias ultra cortas y un bolso de diseño, generando un look city chic infalible.

3. Para armar el look completo hay dos grandes posibilidades. Pueden optar por la combinación clásica de Negro + Negro, siempre elegante y sofisticada, o bien subir la apuesta y jugar a ensamblar distintas estampas, una iniciativa original e innovadora.


4. En cuanto a su confección y estilo, podemos encontrarlas en cuero o charol; con hebillas prominentes o tachas protagonistas, y con tacos bajos o semi altos. Hay alternativas para todos los gustos, solo tienen que elegir las que mejor se amolden a su estilo personal.
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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