“Como yo quería entrar en el mundo, me propuse arreglarme con él y dejé que un poco de mi ternura se derramara por encima de todas las cosas y las personas. Entonces descubrí que mi socio era el mundo. De nada valía que quisiera separarme de él. De él había recibido las comidas y las palabras.”
– Felisberto Hernández, El Caballo Perdido
Este mixtape podría tener infinidad de nombres: el mixtape viajero, el mixtape mixtura, el mixtape reencuentro…
Durante las últimas semanas estuve proyectando un viaje que me debo a mí misma, un viaje al centro de mi núcleo.
Pensé en mi necesidad de reconectar con la naturaleza, en mi necesidad de sentirme sorprendida, de sentirme pequeña frente a tanta inmensidad. Pensé en mi primer viaje, en mi amor a primera vista con la arquitectura europea, en mi compromiso “reverberante” con Barcelona y en mi conexión con la cultura francesa.
La música es uno de mis medios catárticos preferidos, por eso seleccioné 40 canciones de habla hispana; canciones de letras andadas y melodías conquistadoras que me preparan para mi nuevo viaje, y para el viaje de todos los días: Sólo se trata de vivir…
Las curvas terrenales me abstraen.
Mis pupilas y mis dedos
andan ganas de ganarse.
Compiten inventando movimientos
de valija, de mochila o de bolsón.
Se saben viajeros.
Veo mi reflejo en los mares de papel.
Proyecciones de quererse correr,
de ser abismo y ser piel.
Armo un foro en el viento,
dejo una estela de desiertos,
destinos inciertos;
me reconozco intensa, voraz…
Geomántica,
Geomántica,
arcilla de mundo.
Imagen: Jessie Roth