Escribo porque puedo.
Puedo escribir para ti,
para él,
para todos,
para nadie.
Puedo escribir sin dirección,
o de forma certera
como los aviones que llegan a destino.
Escribo porque quiero escribir(te).
Y quizás nuestro diálogo sea imaginario.
Quizás las distancias formen parte 
de un adorno de la historia.
Quizás 10.000 kilómetros,
el jet lag de los besos
y la afonía emocional.
Quizás el viento que sopla del norte 
y me trae tu perfume.
O no, quizás las manos de N sobre mi espalda
trazando un mapa autónomo.
O tal vez, las cuerdas que se tensan
y las palabras que se quiebran cual cristal.
Quizás el deseo por ti,
por él,
por todo,
por nadie.
Quizás mi silencio
(si escribo, ¿hay silencio?).
Quizás las cartas 
o los mensajes esporádicos;
quemar la noche mirando las estrellas 
o incendiar la mañana mirando Marte en desfasaje:
norte – sur,
at the end of the world here i am or just around the corner.
Quizás todo por todo,
o todo por nada,
o tú y yo,
o él y yo,
o todos y yo,
o ni yo ni nadie.
Quizás la niebla y la lluvia
en Buenos Aires o Madrid,
o en una tarde de Praga.
Quizás la inmensidad 
de no saber decir(te) lo que siento.
Pero casi lo olvido…
Puedo escribir para todos,
puedo escribir para nadie.
Escribo porque puedo,
como la lluvia que cae.
I come with the rain…

Imagen vía Sol Iametti
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

2 Comments
  1. No va a salir nada parecido a lo que escribís vos, pero hiciste que me pique el bichito de escribir algo. Me fui a mi blog a ver si sale algo.

    (Tu música también ayuda… tenés un gusto musical muy genial, tenía que decirlo)

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