Soy. Soy el este, el oeste; el satélite pasado de copas que viene a acostarse con el sol. Soy la amiga de, la hermana de, la hija de nunca jamás. Soy azúcar de letras; oxidante de polos y miradas remorse.

Soy temporada, que va, y viene y se va, y vuelve a venir. Soy lino y soy Sena for export; spanglish, y un poco de Francia, de Italia, y de España también.
Soy – 4 abuelos, – 1 papá, – 1 madre; y camillas, pared; y camillas y paredes en blanco; hojas en blanco; ambulancias de blanco; primogénita de luz y de sombra; anfibio.
Soy un puñado de tormentas; estoy configurada para el duelo. Soy todos los debe y haber; los saldos al momento. Soy muerte y vida, y sexo y amor; renuncias en auto-receta.
Soy todas las noches; ésta noche; la noche que sabe elegir cuándo quiere ser día. Soy otoños de almendra, de menta y jengibre; estación.
Soy un poco de mí, un poco de ella, un poco de él, un poco de todos; un desastre ordenado que busca el desorden para volver a sentir.
Soy la cuestión de ser, que se vuelve razón y que exprime palabras. Soy lo que escribo, soy lo que siento; soy lo que soy… y es lo que hay.
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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