Llueve. En realidad, llovió toda la tarde. Parece el día después del huracán. En realidad, el huracán va adentro mío. Y crece. Y se vuelve más bien revolución. Y llueve, y sopla; y es aire, reinventa; me impulsa a animarme.
Como decía en el post de una tarde agitada: “éstas son mis palabras, y se quedan conmigo; lo escrito está escrito“.
Y como digo siempre, me gusta estar sola porque me ayuda a encontrarme. Y en esto sí me siento disociada, indefectiblemente: por un lado, el yo soy; por el otro, el yo quiero ser.  Y no me molesta sentirme de esa forma, porque acepto que el cambio es constante; que el proceso de mejorarnos nunca termina (no realmente); que siempre estamos construyendo(nos); que, en ocasiones, es necesario cerrarse por derribo.
Hoy es miércoles-mitad-de-semana. En realidad, primer-día-home-office. Hoy la música me empapó las entrañas, y llovió (¿ya lo dije?). Hoy hubo niebla sin faro. Mejor así. Necesito perspectivas solitarias, mirar desde afuera, exonerarme de mi yo subjetivo. 

Hoy elijo disclaimer sin valores legales. Elijo disclaimer porque para mí, por el contrario, es aceptar la responsabilidad de lo que siento, liberarme de reclamos (propios, tuyos, de ella, de él, de todos, de nadie). Elijo disclaimer porque hoy tuve ganas de despojar los títulos de etiquetas romanas. Ya no más capítulos; ya no más consignas. Hoy elijo disclaimer, hoy elijo las gotas después del huracán y me lluevo por dentro.
Y ahora respiro, y escribo, y me siento tranquila; tranquila como pocas veces hasta ahora, porque ya abrí las palmas, porque ya solté la mano del silencio. Me animé a pegar el estirón, maduré las dudas, devoré los gajos de mi orgullo. Y ahora solo hay una Sol. Yo y mi piel, a la intemperie. Y hace frío; y me llueven las ventanas con destino a no sé dónde; pero me siento tranquila (y hoy estoy repetitiva). Hoy me siento tranquila porque me siento más cercana, no a vos, ni al éxito; ni siquiera a la ambición de ser famosa escribiendo; no al prospecto de coherencias, ni al camino de certezas… No. Me siento más cercana a mi yo quiero ser
Por eso hoy, tranquilidad. En realidad, paz conmigo misma.

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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