“Tengo que aprender a nombrar todo de nuevo.”
Susana Pampín
Septiembre 2024.
Volvió el hambre de lectura. Me sumerjo en las páginas de “Arroyo”, de Susana Pampín. Leo e imagino las escenas que describe: naturaleza, intimidad, contemplación. Es una delicia. No había tomado magnitud de cuánto extrañaba la lectura hasta que abrí este libro.
*
¿Qué hay detrás de mi propio vuelo?
Espera y éxtasis.
A veces la escritura es esa capa espumosa que cubre mis pies. También es los restos de criaturas marinas debajo de ellos. Es el cuerpo y todo lo que lo rodea.
A veces me veo envuelta en el humo de la palabra, que al final me aclara.
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Me asomo al muelle de otra mañana a esperar el rugido de la palabra.
Pensé que tenía que rendirme ante la escritura como a un pequeño dios, pero no. El gesto es más suave: soltarme y dejarme sostener por ella.
Anhelo una casa nueva para esta escritura.
Anhelo una escritura llena de brisa de mar, del movimiento ligero del cielo.
Una escritura siempre viva y cambiante.
Una abertura íntima entre el mundo y yo.
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“(…) gastamos mucha energía tratando de controlar lo incontrolable. El pulso de la vida es creativo, y nos va trayendo todo lo necesario para crecer. Y crecer duele, pero también alivia y trae libertad. Así que adonde sea que te estás aferrando contra viento y marea, te recomiendo que pruebes, aunque sea por unas horas, soltarte de ahí. Ya lo dijo la enorme Pizarnik, no se puede vivir siempre en estado de catástrofe.”