A Buenos Aires

Durante tanto tiempo escupí en tu cara. Renegué tu nombre. Luché con uñas y versos, a contraviento y marea. Con música luché, con el cuerpo entero. Durante tanto tiempo (me) dije “no, no te quiero” y “soltame ya, dejame partir”. Pero, ¿qué es lo que se esconde detrás del verdadero deseo? El subtexto era y es: “no me animo a quererte”.
¡Ya! Dejo de pelear con lo que no existe. Yo te soy, Buenos Aires.  El arrabal y la poesía, la intensidad y los excesos. La tierna lejanía cercana. La nostalgia. La lluvia.
Es hora de ceder armas. Dejar de morder. Entregarme. Dejarme caer, 
y caer 
y caer 
en vos.
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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