11 de diciembre de 2017.
¿Alguna vez miraste fijo en dirección a la luna hasta que se volvió un punto ínfimo en el cielo?
Siempre me pareció curiosa la forma de las formas, cómo la luz impacta sobre los cuerpos y, según el espectador y el momento, adquiere una impresión diferente.
Esto indefectiblemente me lleva a la frase “beauty is in the eyes of the beholder” que quiere decir algo así como “la belleza reposa en la mirada del observador.
¿Cómo miras el mundo? ¿Cómo lo miras hoy? ¿En qué detalles te detienes? ¿Cuál es tu búsqueda? ¿En dónde la belleza?
Ayer leía en el libro de Clarice: “Veo que nunca te conté cómo escucho la música –apoyo suavemente la mano en el tocadisco y la mano vibra esparciendo ondas por todo el cuerpo: así oigo la electricidad de la vibración, sustrato último en el dominio de la realidad, y el mundo tiembla en mis manos.”
Y así lo siento, al mundo quiero decir. A veces la percepción es tan gloriosa que no me cabe en el cuerpo, me rebalsa y se despliega alcanzando a los que están muy cerca mío. Casi como esos puntos ínfimos de la foto que al rozarse con la luz expanden su aspecto y se convierten en estrellas cachorras a plena luz del día.
Elegir la belleza no es fácil, y de a ratos asusta, toca el hueso y todo tiembla y todo ruge. Pero créeme cuando te digo que esto de mirar más cerca y más despacio y eso de sentirse con vida, pueden coincidir ahí, en tu mirada… y cuando eso sucede, inevitablemente sucede la poesía.
Quizás, entonces, así, todo se vea más claro.
[ Continuación del día ]
Escucho decir a un hombre en una lengua que no es mía: “El principio es el fin y el fin es el principio.” No tienen prisa las palabras, hoy, aquí, sobre la mesa en la que reposa la belleza
Y el aroma a jazmín,
Y el cuaderno de pájaros,
Y el bálsamo de manzanilla, miel y caléndula para suavizar el sonido y dotarlas de alas de mariposa nocturna.
No tienen prisa, no. Se recuestan sobre esta región de la ternura que se enciende y apaga como el pulsar del corazón; sobre la sombra y la luz que danzan intermitentemente para esbozar la poesía.
Tomo las palabras como un pájaro recién nacido y les doy asilo en este oscuro pero blando rincón de la ciudad. Les digo que está bien, que ya encontrarán la forma de trascender airosas la frontera de los lunes; que el lunes es el fin del final de la semana, pero que el fin también es un principio.
Se enciende. Se apaga. Se enciende. La intermitencia absoluta y necesaria en la que sucede la vida.

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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