Mi diario es el mar.

24 de junio de 2017.
Recolecto palabras e imágenes como quien recolecta caracoles a orillas del mar.
.Vapor
.Café molido
.Rojo
.Perlamar
.San Sebastián
.España
.Gaudí
.Oleaje
.Cadencia
.Hogar
.Remembranza.
*
Grabo un video. Lo llamo “Hombre que camina junto al mar”. La única compañía necesaria es la música del viento. 
En ese momento no sabía que segundos más tarde irrumpiría una canción con la Señal de Los Tiempos, “breaking through the atmosphere”, es decir, embistiéndose sobre el aire de invierno.
*
Pierdo la necesidad de huir. Me dejo mecer por la dulce cadencia de lo que me espera; por el vapor del café molido y el oleaje de la remembranza; por el movimiento tierno de la canción de los tiempos, Gaudí y España. Me dejo mecer por el hogar dentro del hogar: perlamar; por el sabio y rojo silencio que me lleva de las orillas de esta parte del mundo al otro lado, quiero decir, al margen en el que se tejen otro lenguaje y otro otoño (que es el mismo, pero es otro, y soy yo).
Pierdo la necesidad de saber(me) las respuestas.
*
Ser esto: mujer que duerme en las proximidades del mar, o un mural que emula “El beso” de Klimt, o el espacio azul que va de la palabra al silencio.
*
Recolecto historias como quien recolecta palabras e imágenes a orillas del mar.

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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