El plan: personalizar mi cuarto.
Presupuesto: gasolero.
Con el objetivo de amalgamar mi dormitorio a mi pequeña obsesión con Francia (si Mahoma no va a la montaña…), decidí redecorarlo recurriendo a los detalles.
Instantáneamente pensé en la región de Provenza, la cuál aún lleva la delantera en mi listado de lugares por conocer. Hay algo del campo, la lavanda y esa seductora arquitectura que me conquista cada vez que busco imágenes sobre ella.
Con esto en mente, apelé a mi instinto de “decoradora que nunca fue” y jugué con algunos conceptos.
Azul & Blanco, el matrimonio perfecto.
Conseguí estos tiradores de cerámica en Época Bella.
También los pueden conseguir en Reina Batata y Mercado Libre.
Vienen en varios modelos y con distintos diseños.
Vienen en varios modelos y con distintos diseños.
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Antique, me gusta cómo luces.
Imágenes que encontré en Pinterest.
Amo las ilustraciones y las citas, más aún si son en francés (si nos obsesionamos, nos obsesionamos bien).
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Formas & Contrastes que hacen la diferencia.
Decidí desempolvar algunos regalos y objetos de mi familia y ponerlos en mi escritorio, a la vista.
Así recuerdo de dónde vengo (el espejo de mi abuela), quién soy (moños, siempre cuido a mi niña interior), y lo que quiero para mi vida (escribir).
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Flamboyant: a brillar mi amor.
A pesar de ser una tendencia, estas luces son mi debilidad. Me encanta dejar mi cuarto en penumbras y que sólo se vean estos destellos. Cuando pienso en estas luces pienso en los viñedos franceses y una noche relajada, con un menú de silencio, lavanda y un cielo azul profundo, en una palabra, ideal.
(Pueden encontrar estas luces en cualquier bazaar chino y son súper económicas).
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Por último, creo que este soundtrack es la pieza que falta para completar el post:
PH: Sol Iametti