Día 22.
Ya casi toma vuelo aquello que envisionamos. La apropiación de La Casa vino acompañada de una extraña sensación de impostura, una voz fatalista que retrucaba mi lugar, mi posición. Como si decirle sí a este lugar resaltará con amarillo luminoso la muerte la ausencia el olvido.
Por suerte, lo cotidiano. Esa complicidad con lo nuevo. El mate de Fidel. El sol que vuelve a desparramarse sobre el patio después de semanas de lluvia. Él, que se va. Las canciones de Lisandro y Liam. Las charlas con Sari. El café con leche que repunta la tarde. La escritura.
El blanco recorre La Casa llenando los rincones de posibilidad. Respiro. Respiro más. Y ahora más hondo. Algo está por empezar. Una vez más en los márgenes.
Esta entrada del diario pertenece al desafío “30 días de escritura” de Maitena Caimán.
Imagen: Ylenia Comi