De un día, algún día.
Mis oraciones confluyeron con las oraciones de un poeta.
Y las almas… 
las almas confluyeron en abrazo.
Y el encuentro potencial confluyó con las ganas de armonía.
Y la armonía… 
la armonía talló cartas convexas 
para pieles compatibles sin destino.

De un día, algún día.
La voz del cielo.
La textura de las palabras circulares del primer sentido.
Las notas que se escriben en el aire, configurando síntomas de paz.
Y mi alma… 
mi alma confluye con el cielo.
Y el cielo confluye con abrazos concebidos en el aire.
Y los abrazos… 
los abrazos tallan caricias sintácticas para mi piel…
Y creo que también para la tuya.

De un día, algún día.
Conjunción y pronombres invisibles,
conjugados a futuro.


sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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