En mi vida la música tiene un papel protagónico. Es como esa imagen que circula por las redes: Music on – World off. Una vez que la lista comienza, apago la ciudad y abro las vendas, musicalizando los instantes cotidianos por placer.
Apilo las canciones una sobre otra para amortiguar el impacto de mis miles de tropiezos, tropiezos de esos que lastiman las rodillas. Colecciono letras; recopilo posibles historias de amor o desamor, combustiones de polos opuestos o sincronías con ganas de besarse hasta mañana. Apilo sintonías que se entienden y encienden bocanadas sin esfuerzo, bocados de conocerse-de-memoria.
Hoy podría ser un día pasado de agua, un día en el que la nostalgia del pasado arremete afilando puntería: sólo un tiro de gracia, sólo uno. Hoy podría ser un día de Quédate conmigo o Estudiando al amor, pero no, hoy es el día de los soundtracks de película. La inspiración nace con el corazón implosionando desde notas prestadas, y la esencia se amalgama con el aire para envolverme, para liquidarse en cuentagotas sobre mi piel y que sienta su frescura en primera persona.
Hoy la música de lluvia, y la música ante todo.
Enjoy!