* primera versión
Sopla. Cada vez que sientas que las bases se mueven por debajo de las plantas de los pies, sopla. Cuando creas que no hay dirección, sopla. Sopla cuando los viajes corran por las venas como una forma de susurrarle veredas al resto del mundo.
* segunda versión
Sé viento de temporada, viento-vendaval. Sé el viento que marca el comienzo del otoño. Sé el abrazo de aire que seduce las hojas de miel convirtiéndolas en oro. Sopla y no dejes de soplar, aunque sea por la hipótesis de que alguien, quizás, espera sentirte plagándole la piel.
* tercera versión
Vive como el viento, en libertad. Corre por las calles rompiendo la rutina. Atraviesa las puertas para renovar el aire. Siéntate en todos los bares del mundo a tomar un expreso o mezclarte en la espuma de cebada.
* cuarta versión
Conviértete en caricia para aquellos que recorren latitudes por inercia, aquellos que buscan refugio de la soledad, aquellos que tienen miedo a perder(se). Deja que tu invisibilidad tome su mano, airee su pelo, recorra la cartografía de su piel volcando renovación a su paso.
* quinta versión
Renace como todas las versiones anteriores, porque el viento no conoce fronteras, volumen, idiomas ni colores. Del viento venimos y hacia el viento vamos.
Imagen: Paula Pire
Bella!! El viento y tus palabras cumpliendo su función, una "caricia para aquellos que recorren latitudes por inercia, aquellos que buscan refugio de la soledad, aquellos que tienen miedo a perder(se)."
ai <3
El viento nos une! Qué lindo habernos encontrado a través de las palabras. Trazamos un puente que atraviesa el Atlántico y eso me hace sonreír 🙂
Verdad! Y llegará el dia que ese puente de palabras se transforme para que podamos abrazarnos y compartir la poesía con perfume a café (Sol y café, siempre), entonces las miradas, las sonrisas y la brisa que tendrá la misma temperatura. Un abrazo fuerte fuerte!