18 de marzo de 2015.-
Mamá,
Hoy es miércoles y el cielo se ve como alguna vez en Roma. Este lunes terminé de dar la confirmación para que nuestro viaje se convierta en ganas de vivir. Esta carta será sin ‘puntos y aparte’ para emular prolongación: aún me cuesta decir adiós. La casa destila luminosidad hasta de noche y sigo escuchando Sabina en las mañanas – poesía de desayuno. Todos los días te veo al mirarme en el espejo. Tu foto ha logrado congelarte caminando hacia algún lugar. Me gusta imaginar que es sin destino, algo así como yo, ahora. Daría lo que fuera por un abrazo tuyo. Sí. Que viajen todos los puntos seguidos de todas las ciudades y se conjuguen en un abrazo interminable, como los que me dabas cuando chica. Me diste la vida. Yo elijo dar a luz un pequeño tesoro, un viaje poético, para que quede registro de que alguna vez, en algún lugar, una madre se convirtió en la musa de su hija y le dio más que la vida, le dio su lugar en el mundo: un hogar de palabras sensibles. He logrado habitar(me) mamá, y por eso quiero agradecerte; porque eres parte de la esencia que me ha traído hasta mí. Hasta que nos volvamos a encontrar… Te ama, tu hija.
Imagen vía Todas mis Palabras
Sol, bella, tus palabras son prolongación de esa vida que tu madre intuyó se convertiría en su resplandor en esta existencia. Abrazos
Maricel, gracias por tus palabras que más que palabras son abrazos a la distancia. Un beso enorme 🙂