Quiero contarte que ayer por la noche mis hermanas y yo hemos prendido una fogata.
No me arrepiento.
He incendiado una carta a todos mis fantasmas para soltar mis versiones del pasado:
La adolescente que hace el amor en la terraza
La mujer que le escribe a la costa del Pacífico
La huérfana que se enamora de la música
Todas ellas y yo,
Una fogata.
Ha llegado el momento de soltarlas y soltarme como una reverencia al tiempo presente: ya no puedo conjugar los verbos como separo los gajos de la fruta. 
Quiero contarte, también, que he incendiado aquel papel que contenía dos palabras de las que no quiero saber absolutamente nada: ‘what if?‘ – y al incendiarlo te he incendiado; me he incendiado. 
Es tiempo de definiciones. Te recordaré con ternura por todo lo vivido; y a Enero y a Pacífico y a Azul.
Arde.
Las palabras son parte de mi vida y aun así no he tenido miedo de incendiarlas. He superado un obstáculo: me he superado a mí misma como una forma de amor.
Arde.
Abro las manos y suelto un papel. No, en realidad suelto todo lo que me enraíza a una concepción del amor equivocada: mujer que ama, no es libre. 
Incendio la causa y el efecto: siempre estoy partiendo antes de llegar.
Lo sé, no tengo sentido, y en ocasiones lo que escribo puede re-sonar a locura de viento y marea, pero creo que debo contarte también que no conozco otra manera de curarme las heridas. Ésta que soy necesita abrirse el pecho y curarse a cielo abierto.
Entonces pongo mi mano sobre el útero y agradezco el sexo femenino
Y el fuego
Y el instinto
Y la sensibilidad
El muro de mi cuarto ha quedado vacío, en el centro, al costado de una postal que dice “Barcelona”. He incendiado el ‘what if?‘ – pero esto ya lo dije -. 
He despejado una ciudad. 
Leo: “Un cambio real, sustancial, se da a nivel causa, y ésta siempre está dentro de nosotros.
Un recordatorio de que el cambio nace desde el útero donde también nacen las flores.
Al incendiarme he preparado la tierra.
Ayer antes del fuego y la ceniza: soy la mano que se extiende y me rescata del hoyo. Sólo yo puedo ayudarme. Rescátame. Rescátame. Rescátate siempre.

El ritual de pasaje
La hoguera del ego
El fuego pagano que aborta mis versiones del pasado
Ayer por la noche mis hermanas y yo hemos prendido una fogata, para curarnos. Y la que era contigo, con él, con él, y con él, ahora son ceniza que corre con el viento.
No me arrepiento.
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

2 Comments
  1. Hay algo de violento en romper papeles que me molesta.
    Quemar papeles es liberador, extasiante. Se siente como metamorfosis.

    (Tengo en una caja un montón de cartas y notitas que me atan a un pasado que ya debería ir dejando ir. Quizás, en breve, yo también haga fogata y arda)

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