Fines de agosto.

La dulce libertad, el perfecto permiso de ser yo misma. Absoluta yo, entera yo. Porque vos y yo no es lo mismo que vos conmigo, que vos en mí.

Sólo cuando el deseo nocturno de nosotros despierte, podré nombrar la suavidad de tu cuerpo.

Perfecto permiso de vivir el deseo como quiero, como quieras. El secreto plural de nosotros permanece en el centro de todo lo que vibra. Sigo recostada en el borde de la oscuridad. ¿Podés verme?

*

Te soñé antes de que llegaras. Pienso en vos y sos casi real cuando mis manos recrean la intención de las tuyas, mientras la inmensidad del cielo es la multitud de un público que observa sólo en mi imaginación.

Te desearía aunque no te conociera.

*

Decodificación del diario onírico:

Sólo sobre la base del amor y el cuidado adquiero esa fuerza y poder de discernimiento.

 

Principios de septiembre. 

En favor del mar: extraño perderme en el escandaloso silbido del viento, llegar a tiempo para el espectáculo de la noche. Extraño el canto de las gaviotas, que no es el canto de los zorzales ni el de los benteveos.

Hubo una vez: establecí una amistad con la fauna, con el ascenso imparable del mar.

El paisaje fue más que un espejo, una transformación revelada.

Yo misma mirándome a orillas del mar: una fotografía desvanecida.

 

11 de septiembre de 2023. 

la ciudad es iluminada por las historias que la habitan

el espacio interior es esta música
el espacio interior es el recuerdo de tus manos
el espacio interior es mi diario abierto
el espacio interior es el ritual de observarme y detectar qué necesito

el perfecto permiso de ser quien soy

 

12 de septiembre de 2023. El depto.

Vuelven a sonar las mismas canciones. Algo termina pero el comienzo sigue siendo difuso. ¿A dónde irán las palabras que no decimos? Intenté un camino, después otro. Quise la búsqueda, ansiosa, pero sólo encontré preguntas al otro lado de mí misma.

La ciudad me habla en aquel lenguaje subterráneo que inventamos juntos. Proyecto historias para los transeúntes y veo la oportunidad de nosotros en una esquina que todavía no existe.

*

Oráculo literario:

“(…) entonces vas a experimentar de lleno la gran alegría de comunicarse, de transmitir.”
Clarice Lispector, “Un aprendizaje o el libro de los placeres”

 

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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