(Mayo me continúa en las manos)
Alguna vez me imaginé a mí misma dentro de esta idea, un entorno físico abierto, derramando vida nueva. La novedad operando en sí misma.
Al mirar el amanecer, nuestros cuerpos estaban diciendo, nombrando, la simple extensión del mar, el centro vital apareciendo cada vez más lúcido. Capas de color, la multitud de pájaros, una quietud de otro mundo.
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Leyendo a Vivian Gornick, en la página 65 de La Mujer Singular y La Ciudad subrayo en consonancia: “La acción siempre queda en segundo plano; lo importante es la ensoñación.”
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¿Quién diría que de la nada nacería todo?
Quiero que el asombro suavice el borde de los días. Vaciarme. Ir hacia el sol de las cosas con la devoción de una peregrina. Recibir la inmensidad.
Quiero ser toda voz, toda panorama. Dejar que este torrente de presencia me tome, que intercambie intimidades conmigo.