Apertura

 

28 de junio de 2018. Café Frankie 400.
Amalgama.
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Viernes.
La perduración del deseo es la que me lleva a comprometerme con mi propósito.
Soy cuerpo.
El vacío es parte de la experiencia: aprender a vaciarme.
Muladhara dice: manifestación de la existencia en el mundo físico.
Florecer en mi fuerza creativa. Vida, muerte, vida.
Apertura: he de bañarme en el río. Respirar por el útero. Observar el cielo encendido. Enraizar.
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Sábado.
Soñar con Padre.
Será necesario incendiar la casa hasta los cimientos para construir de nuevo. Recuperar mi poder personal, reclamar mi territorio.
Dejar ir mi necesidad de aprobación y la influencia de cómo el otro me percibe.
Preservar lo sagrado en mí-misma.
Apertura: ser como el cristal por el que pasa la luz. Moverme con destreza entre las fauces del sueño para dilucidar la verdad que tiembla entre las manos.
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Miércoles.
Ellas y yo nos entregamos a la práctica de yoga antes de la luna llena.
Decimos: aceptar, abrazar, soltar, confiar, mientras formamos una flor de loto con las manos. Muladhara. Somos cuerpo, la conciencia del mundo que emerge.
Apertura: lo que nace de la luz está innegablemente vivo. Lo que nace de la sombra emerge pequeño como brote, pequeño como libélula a mitad de la noche, pequeño como suspiro de niño.
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Jueves.
Llego a Frankie 400. Suenan las teclas de un piano. La madera y el mármol recorren el espacio con la caricia noble de lo estático, lo firme, lo macizo. Observo, en contraposición, lo blando de la figura humana. Mis manos crecen al escribir el contraste y la voz del hombre que habla con una mujer a mis espaldas. Desconoce que escribo sobre él y su voz; sobre la negrura de sus ojos desplazando la negrura de las sillas. Un hombre a la distancia me contempla sin pausa. Nos movemos, todos, en un círculo de deseo y anonimato, entre lo denso y el contraste, entre la contraposición y el cristal. Tímidos, como la luz del sol esta mañana de junio. Tímidos, como suspiro de niño.
Rita Lee coincide con la interrupción de la luz natural. Aparece la sombra. Las notas de la canción reversionada no se derraman sino que vibran suspendidas en el aire, el polen de la bossa nova me hace el amor. Sólo me enciendo cuando una partícula entra en contacto con mi piel, como una noctiluca de íntimo lirismo.
Apertura: lo que escribo es la flor de loto, lo que escribo es mi verdad luminiscente; lo denso pero también lo dúctil, el cuerpo de mi memoria.
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Imagen: tumblr.com
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sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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