La isla.
Me cierro en el azul de Maggie: “Quizás sí se siente como una llama —el núcleo azul de la misma, no su dramático naranja crepitante (…) Es un ejemplo excelente de cómo el azul le cede camino a la oscuridad —y de cómo entonces, sin advertencia, la oscuridad se convierte en un cono de luz.” .
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Jota habla de las paredes como registro del tiempo. “Igual que los diarios”, pienso. ¿Qué diría La Casa ahora mismo?
Se escucha la lluvia caer sobre el toldo del patio. La palabra “patio” me produce ternura. Lleva consigo la herencia, lo nuevo, el verdor de las plantas de mi abuela y las propias. ¿Cómo puede caber tanto amor en una sola palabra? La remembranza es una victoria.
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Es viernes, otoño, pero igual voy a dormir desnuda. La oscuridad y yo. El azul todavía: inventaremos la isla.
“La soledad también puede ser una llama.”