Durante tanto tiempo escupí en tu cara. Renegué tu nombre. Luché con uñas y versos, a contraviento y marea. Con música luché, con el cuerpo entero. Durante tanto tiempo (me) dije “no, no te quiero” y “soltame ya, dejame partir”. Pero, ¿qué es lo que se esconde detrás del verdadero deseo? El subtexto era y es: “no me animo a quererte”.
¡Ya! Dejo de pelear con lo que no existe. Yo te soy, Buenos Aires. El arrabal y la poesía, la intensidad y los excesos. La tierna lejanía cercana. La nostalgia. La lluvia.
Es hora de ceder armas. Dejar de morder. Entregarme. Dejarme caer,
y caer
y caer
en vos.