Día 5.
Te llevo aquí.
1.
7.50 am. — Augurio diáfano.
Visualicé el número 7 antes de abrir los ojos. Abrí los ojos antes de que vibrara la alarma.
Oración:
/ Murmullo de lo que está por venir, dame esperanza.
2.
Me dejo llevar por el hilo dorado de encontrarle significado a las cosas:
Busco la simbología del número 7. “Desde la antigüedad, este dígito encerró un halo de misterio. (…) Es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios“, dice una nota de tres veranos atrás.
Detrás de cada palabra se esconde un secreto.
/ Misterio de lo que está por venir, dame esperanza.
3.
Musicalidad de los días sin nombre.
Dotar de música al aire meridional de febrero. Costumbre dulce.
Número 7: El presagio que guardamos y sólo se revela cuando leemos el silencio.
/ Palabra de lo que está por venir, dame templanza.
4.
Tomás le escribe una canción a todas esas cosas que guardamos porque sí.
Dotar de color a la música. Dotar de esperanza a la palabra que esconde, al misterio, al secreto.
Canta: “Llevarás las llaves de los años; las cosas que por algo guardamos, siempre nos buscan para decirnos algo”.
/ Poesía de lo que está por venir, dame alabanza.
5.
Guardo mapas, cuadernos, tickets aéreos y señales de amor. Guardo palabras. Guardo cosas porque sí: Hilo dorado.
Dotar de palabras a la música de los días sin nombre, es decir, entreverar los secretos.
/ Música de lo que está por venir, dame tu danza.
Guardo canciones.
Las llevo / Te llevo / Nos llevo aquí.