25 de julio de 2015. 6.10 pm.
He ejecutado el crimen perfecto en el que soy mi propia víctima.
Me declaro culpable de aniquilar el amor antes de tiempo.
Te digo: nunca ha llegado a ver la luz; yo misma nunca lo he dejado.

Nunca he estado enamorada, y aun así no he podido olvidar a todos los hombres que pasaron por mi vida; y les he escrito – a todos -. Sin embargo, amor como sinónimo del perfume del clavel con sus espinas, o al temor del incendio; ese amor que no espera respuesta, sino que simplemente existe porque el instante lo permite… el amor que es un retorno a la forma natural del peligro de caer; aquel nunca lo he experimentado.

En cambio, sí he experimentado el crimen perfecto en el que soy mi propia víctima, y créeme, no estoy orgullosa de tener sangre de amor en mis manos. Pero soy canibalística, al menos por ahora.
Y me declaro culpable de este amoricidio en el que expongo mis heridas como una curación.

Me declaro culpable del crimen perfecto en el que soy mi propia víctima.
El vértigo… soy yo.


Imágenes vía Pinterest


sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

2 Comments
  1. *suspiro*

    Hasta un tiempo atrás nunca estuve enamorada. Ahora… ahora digo que sí. Que me enamoré y que se siente en las entrañas cuando sucede. Pero soy una persona difícil que si algo tiene siempre es dudas y entonces… "el amor que es un retorno a la forma natural del peligro de caer; aquel nunca lo he experimentado".

    (Creo que ya lo dije antes, no soy muy propicia al arte de entregarme y amar… amar es soltar el control, entregarse y caer. Y me ponen nerviosa las cosas que no puedo controlar)

    Igual, duele saber que el torbellino que trae todo lo que todos los seres humanos anhelan está ahí, tan cerca, del otro lado del muro donde me escondo por miedo a *sentir*. Que ese torbellino tiene cuerpo y tiene rostro y tiene manos y me busca y que aún cuando promete cuidarme, sigo escondida aunque a veces lo disimule.

    Duele y me hace sentir una idiota pero qué le voy a hacer, no sé (aún) como evitar seguir haciendo lo que siempre hice.

    En fin, no sé a dónde quería llegar pero básicamente eso.

    (Ni sé en que orden estoy leyendo tus textos, porque cuando llego al blog me empacho de todo lo que no leí. Me duele la cabeza. Necesito un chocolate y un té)

  2. oh, oh, oh! qué lindo que hayamos coincidido hermosa. Lindo leerte y encontrarme también en tus palabras. No existen las casualidades, hoy lo creo y lo creo al leerte.
    Y cuántas cosas lindas genera la escritura ¿no?
    Abrazo enorme!!

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