Escucha los huesos de la mujer natural,
el hambre:
el romance entre mis huesos y mi carne.
Soy la hembra que se posa en la mirada,
la perra vagabunda.
Te diré el secreto vertical: 
los labios de mujer son la voz del mundo.
Escucha el útero: 
aún estoy naciendo
Nazco.
En los versos
En la lluvia
En el crepúsculo
Soy el estómago,
el calor de las vísceras;
la tierra húmeda antes de convertirse en el barro.
Escucha, ¿lo oyes?
Soy la criatura humana,
el trazo del pincel de Georgia O’Keeffe.
Soy la sobreviviente,
el símbolo de fuego
de mi lengua materna.
Nazco.
Todavía estoy naciendo.
Abro las piernas,
es decir,
abro las puertas de las jaulas.
Soy la gitana que baila,
que muta,
que elige el movimiento primitivo.
Escucha la canción de los huesos:
el cordón umbilical que me hace una con el mundo
es mi sensibilidad.
Y el frenesí
Y el éxtasis
Y el instinto salvaje de la mujer animal.

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

2 Comments
  1. "Nazco.
    Todavía estoy naciendo."

    Hacía mucho que no pasaba por acá (que no entraba a blogger, en general). Me había olvidado lo lindo de tu poesía y las ganas que me dan de escribir así al leerte 🙂

    (Bello domingo, mujer)

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