Cuenta la historia que en algún rincón del mundo, hace ya más de 10 años, un padre decidió un apodo para su hija para enseñarle a brillar en la oscuridad.
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Hoy recibí un email: el ejemplar de prueba del libro ya está casi listo. 
Ayer vi Amelie y me guardé esta frase en la memoria: “Amelie tiene de repente la extraña sensación de estar en total armonía consigo misma. En ese instante todo es perfecto, la suavidad de la luz, el ligero perfume del aire, el pausado murmullo de la ciudad. Inspira profundamente y la vida ahora le parece tan sencilla y transparente que un arrebato de amor, parecido a un deseo de ayudar a toda la humanidad, la empapa de golpe.” 
El sábado vi Cinema Paradiso por primera vez y me anoté un diálogo con tinta indeleble: “Hagas lo que hagas ámalo, como amabas la cabina del Paradiso cuando eras niño.
Cada momento es un punto: un punto hoy, un punto ayer, un punto el sábado. Puntos. Podrían ser sólo puntos, y sin embargo, para una persona que tiene por hobby unir puntos y cazar señales, se vuelven algo más.
La constelación de esta forma de vida se inició en el 2010, después del diagnóstico de cáncer de mi papá. Cáncer de pulmón terminal. Así, la presencia física de mi papá se disolvió en menos de 3 meses, a mis 24 años. Dos años después, con 26 años, vino mi primer viaje a Europa: una luz en el camino. Pero a pocos días de haber regresado se cruzó otro diagnóstico, en este caso para mi mamá: cáncer de columna avanzado.
Cáncer. Hasta el día de hoy nombrar la palabra cáncer sacude mis cimientos como un sismo en su nota más alta. Pero con el tiempo entendí que esta es mi historia; que éstas son las cartas que me tocaron para jugar. Esta es la historia que me tocó vivir, y tengo que hacer valer mi partida.
Empecé a escribir el libro hace casi un año atrás y estoy a meses de darlo a luz. Es difícil soltar el libro. Es como lanzarse en parapente: tomar carrera y no dejar de mover las piernas hasta quedar suspendido en el aire. Es difícil porque en este libro estoy soltando nuestra historia, porque este libro es el resultado de la historia de mi papá, mi mamá y yo, de sus caminos cruzados. Estoy soltando la historia del hombre que vi llorar por primera vez en una camilla de terapia intermedia, pidiéndole a los médicos que lo ayudaran a salir adelante para estar con su familia. Estoy soltando la historia de una mujer que era dadora de energía y me tatuó para siempre las palabras “Vos podés” en la memoria. Esta es mi historia.
… Y elijo soltarla; y escribiendo tengo la esperanza de poder ayudar a alguien más en algún lugar del mundo.  Espero que mi experiencia pueda iluminar otras noches de verano. 
Este libro es para decir: yo también pasé por eso, yo también estuve ahí; caí y volví a pararme; sufrí y seguí adelante. Este libro es para decir: ustedes pueden.
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Bichito de luz es sinónimo de luciérnaga. Las luciérnagas transforman el oxígeno en luz y se distinguen por tener alas. 
Sin saberlo, mi mamá y mi papá me marcaron el camino: hoy puedo decir que no tengo miedo de volar ni de brillar para alguien más, porque yo puedo. [Otro punto].

Las lágrimas caen por tu rostro. 
Te prometo que aprenderé de mis errores. 
Las lágrimas caen por tu rostro 
Y yo… 

Las luces te guiarán a casa:
Para reservar su copia de La Hija del Cambio pueden escribir a lahijadelcambio@gmail.com o escribir por mensaje privado a través de la fanpage del blog: facebook.com/theindietrendy 
Para leer sobre todo el proceso del libro, pueden hacer click en este link:
Y como siempre… Gracias por leer.
sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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