Hacía mucho tiempo que no retomaba esta sección del blog. Quizá porque me hacía falta inspiración, y eso fue justamente lo que encontré ayer: inspiración, la inspiración perfecta.
Sobran razones para hablar de amor, pero muy de vez en cuando encuentro razones especiales, motivos que merecen una nota porque entran en una categoría distinta.
Eso es lo que me pasó con Rudderless, un largometraje dirigido por nada más ni nada menos que William H. Macy (conocido por Fargo, Magnolia y Amor a Colores). La película dura 105 minutos, pero tengo que admitir que su sabor se quedó conmigo hasta al menos unas cuantas horas después. 
Sin ahondar demasiado en su argumento, ya que la idea es que puedan sacar sus propias conclusiones, sólo puedo decir que el film se sumerge en la temática de los duelos de una manera conmovedora, desenvolviendo la historia con una fragilidad única, en gran parte gracias a las interpretaciones de sus protagonistas y las letras de las canciones que componen el soundtrack.
Abordar una pérdida no resulta tarea fácil, sobre todo una pérdida a la inversa: en este caso es Sam (Billy Crudup), el personaje principal, quién transita la pérdida de su hijo.
Habiendo perdido a mi papá y mi mamá en menos de 3 años, a veces me pregunto que hubiera pasado si la historia se hubiera dado en el sentido contrario. Creo que en esta película encontré algunas de las respuestas.
El trabajo de dirección de Macy es impecable y descansa sobre una cinematografía que, si bien no es extraordinaria a grandes rasgos, ensambla a la perfección con tres de los elementos que hacen de esta película una historia delicada y trascendental: un conflicto social, la capacidad para seguir adelante, y la música como catalizador.
En una de las escenas, Sam dice: “Quitters never win” (los que bajan los brazos nunca ganan). Creo que es la frase ideal: la vida continúa y nos quedan más capítulos por empezar.
Lo importante es animarnos a pasar la página para seguir escribiendo… y seguir escribiendo hasta componer (como en las canciones) un libro que valga la pena leer.
Siempre hay una forma nueva de ver la vida:
Y a continuación, el trailer de la película:

sol

A los 10 años encontró refugio de la ciudad de la furia en una máquina de escribir. Más tarde conectaría con la escritura de viajes en un intento de traducir la mirada poética sobre el mundo que la rodea. Desde entonces, se ha alejado y ha vuelto a la poesía como quien vuelve a los brazos del amante: buscando calor.

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