«Esta es una historia de un chico que conoce a una chica. Pero debes saber de entrada que esta no es una historia de amor.»
– 500 días con ella –
Así comienza 500 días con ella (“500 days of Summer”): anticipando el huracán, queriendo amortiguar la caída con una voz en off que respalda la afirmación confirmación de una realidad.
500 días con ella fue el eslabón desencadenante de una serie de películas que le darían un matíz distinto a la forma de retratar las relaciones contemporáneas en la pantalla grande.
Como sabemos, una vez que la primera pieza de dominó cae es difícil frenar el efecto, una analogía que resulta bastante acertada para darle sentido a lo que sucedió a partir de esta historia catalogada como indie y protagonizada por Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel.
De entre las todas las películas que podrían haber explicado esta teoría, creo que lo más correcto (y sintético) sería señalar 3 filmes que representan el espiral del amor a través de algunas de las herramientas más pintorescas (sin miedo a ser subjetiva en este punto): diálogos fluidos, frases memorables, una estética definida y encuadres ideales.
Así es como nos topamos con el segundo filme, al que ya le dediqué un post entero, Blue Valentine. Sin ahondar demasiado (considerando que ya lo hice en una nota anterior), la temática base sería la misma que la de nuestro primer objeto de análisis: No es una historia de amor, es una historia de desamor, o más bien, del desgaste del amor, en la que el frío, la indiferencia y las diferencias intervienen de forma punzante y filosa, generando un tajo en el lazo inicial de una relación.
Esto, a su vez, nos lleva a la tercera película en cuestión, una que quizás algunos no hayan visto aún, Antes de la Medianoche. Debo admitir que esta entrega de la trilogía se vió sometida a un análisis terminantemente minucioso de mi parte. Antes del Anochecer es de esas películas que dejan sembrada una duda (o la madre de todas las dudas cuando se trata de cine): ¿Es buena o mala? Y es que esta entrega se despoja del encanto y hechizo del que alguna vez fuimos testigos en ocasiones anteriores, y les brinda a Jesse y Celine un velo de veracidad, que en lugar de ocultarlos, los revela, sin tapujos.
Mientras que 500 días […] y Blue Valentine narran las relaciones exprimiendo la temporalidad a través del salto de escenas, Antes del Anochecer puede librarse de ello, puesto que contó con las entregas previas para relatar todo el proceso. Es así como, por esto y a causa de esto, esta versión tiene permiso para explayarse y resultar más puntillosa, desmenuzando las etapas del desamor de una manera perfectamente cruda, y perspicazmente agresiva.
En Antes del Atardecer Celine menciona: “El amor vende”, y es justamente por eso que creo que en una primera instancia nos sentimos tan avasallados por la frontalidad y elocuencia de esta nueva entrega, porque atiborra cualquier vestigio de melosa cursilería que nos quedaba de la segunda, con esos recorridos inolvidables por las calles de París, y una Julie Delpy con voz de ángel jactándose de su vals bajo la manga.
Estas 3 elecciones convergen en un mismo punto cardinal, que desde determinada perspectiva o coordenada puede ser percibido como demasiado forzado, pero que en realidad es perfectamente atinado, porque es parte de mí, de ustedes, de cualquiera de nosotros, es simplemente algo que puede suceder.
El desamor, cada vez más naturalizado e inserto en la vida contemporánea, ya no baja los brazos para cederle el paso a los épicos finales felices, ahora, por el contrario, presenta batalla (y parecería que todas las apuestas, o al menos las fílmicas, están a su favor).
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